Por las noches, miro el cielo lleno de estrellas y me maravillo de la existencia del universo. Los misterios que nos envuelven me hacen recordar lo pequeños que somos. Nos hallamos flotando en un mar inmenso de espacio y de tiempo en un planeta azul que llamamos Tierra.
Dios, te doy gracias por esta casa, que a la vez es Madre. Te pido que nos ayudes a valorarla y a cuidarla. Ella es quien nos da la vida. Cada hoja, cada árbol, cada bosque, cada prado, cada río, mar y océano, son hogar y son belleza, son nuestra energía y nuestra fuerza. Cada uno de los animales que habita aquí es hermano y es compañero. Cada vez que respiramos, que sentimos el sol y la lluvia en nuestra piel, y el olor de la tierra mojada, de alguna forma siento tu presencia.
Nosotros somos una parte de la Tierra, y ella es una parte de nosotros, pues de ella emergemos. Es importante que no olvidemos eso.
Dios no está en la naturaleza, Dios es la naturaleza, y, si sabes donde mirar, lo encontrarás.
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